lunes, 14 de febrero de 2011

millones, violencia, salud y perritos.

Ayer leía la portada del suplemento Salud del diario El País.

Adivinan seguro de qué hablaba. Del tabaco y las millones de personas que fuman en España.
Lo que rescaté fue el epitafio de un médico:
"Fumó, pagó impuestos y murió joven, sin cobrar demasiada jubilación, ni suponer mucho gasto para la Seguridad Social".

Si se prohibiese la venta de tabaco, según este especialista, el sistema de Seguridad Social no se sustentaría...

Genial explicación económica.

Pero el blá blá blá del cigarrillo me tiene aburrida. Parece que es lo único que afecta a la salud. Ya lo mencioné antes.
Pero por si acaso me gustaría agregar un matiz muy especial y es el relacionado con la violencia.
No se conoce en el tabaco efectos tales como los producidos por la cocaíana y compañía que generan resultados como llegar a matar.
La hipocresía alcanza tal extremo que mientras todos están contentos y felices con esto de que no hay humos en los bares, mientras tanto, repito, en los baños de los mismos, alguna persona que otra se snifa el polvillo blanco por la nariz y se convierte en un asesino en potencia.

¿Por qué no se habla de esto abiertamente en el Ministerio de Sanidad e Igualdad?
En lugar de contabilizar las víctimas por violencia doméstica y otras violencias, deberían atacar de pleno el consumo de drogas pesadas muchísimo más peligrosas para la salud SOCIAL que el bendito cigarrito.

En otro orden, me desperté pensando en los millones de personas, ya que hablamos de millones, que tienen perritos, perros y perrazos en sus pisitos, pisos y pisazos. (no hablo de casas)
Dichas criaturas que parecen ser una delicia de mascota de compañía, no solo que no están diseñadas por la Magna Naturaleza para transitar por los suelos de parquét y/o cerámica y/u otros materiales, sino que tampoco nacieron para quedarse todo el día solas ladrando a su amo que lejos está para oirlas.
Además, millones de estas criaturitas víctimas del dominio del soberbio ser humano, resulta que defecan. Sí, como el resto de los miembros del reino animal. Pero a falta de water o inodoro, lo hacen en las calles tan sueltamente. Por no decir que ensucian patios, terrazas y demás hábitats cuando no están enseñadas a esperar pacientemente que su dueño llegue y se deleite al decirles "hola preciosa" y se las lleve a la calle a emular el chorrito tan agradable.

Millones de niños, al mismo tiempo, juegan inocentemente en los parques y recogen arena que se llevan a la boca. Luego estas otras criaturitas del reino animal, defecan diarrea y vómito hasta alarmar a los pediatras quienes descubren virus y otros parásitos.

Por otra parte, y sin llegar a afectar al tracto intestinal, las narices de las que hemos sido dotados deben aguantar estoicas un paseo aromático indescriptible. También aprendemos el zig-zag para esquivar los restos de maravillas que opacan las baldosas...etc.etc.etc.

Millones,millones y millones de problemas domésticos que influyen en nuestro ánimo urbano.
Un amigo me decía que no entendía esa manía por los animales. Que los quieren más que a los seres humanos.
Yo no entiendo varias costumbres estrafalarias de la razón. Pero es posible que estos otros seres racionales no comprendan que yo no entienda.
Aunque sí es probable imaginar qué le ocurrió al que comenzó a soltar veneno para matar a toda mascota caminante. Otro ser normal transformado en matador. Glup!. Fúmate un cigarrito y se te pasarán los nervios. Sopla.
Así estamos, así vivimos. Ladra, ladra que ya vendrán a liberarte.
Lunes poco profundo.

1 comentario:

  1. Sólo puedo comentar que me reí mucho con este apartado!!! No voy a crear un debate del pucho y la caca de perro! Pero lo expresás tan bien que es un placer leerlo. Jaja sos increíble!!! Daniel Izzo.

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