miércoles, 26 de agosto de 2020

CONFRONTACIÓN INTELIGENTE. Al pueblo catalán.

Confrontación: 

Del latín medieval: confrontatio, integrada por el prefijo latino "con" que indica encuentro y por "frontis" que es la frente de la cara. 

A los fines de este comentario, tomaré en cuenta la acepción más extendida de la palabra: encuentro cara a cara entre dos o más personas para discutir soluciones, puntos de vista, situaciones de una determinada cuestión. La confrontación puede ser pacífica o no, lo que condicionará que derive en un enfrentamiento.


¿Cómo se arriba a esta situación? De las diferencias individuales. Pero la parte más relevante de la confrontación es su necesidad de encontrar soluciones más acertadas.

Inteligencia: 

Del latín, intelligentia, que a su vez deriva de inteligere o intellegere. Además es una palabra compuesta por otros dos términos: intus o inter ("entre") y legere ("escoger")

Este origen etimológico del concepto de inteligencia, hace referencia a quien sabe elegir. Un individuo es inteligente cuando sabe escoger la mejor opción para resolver un problema de entre las alternativas que tiene a su alcance o se le presentan.

Bien. Hasta aquí lo denotado, lo explícito. Es muy fácil acudir a los innumerables diccionarios digitales y copiar/pegar o adaptar.

Pero en el contexto del discurso pronunciado hace unos días por el MHP Karles Puigdemont (presidente electo de Catalunya, hoy en el exilio) sonaron voces y se teclearon palabras e interpretaciones variopintas.

Desde la básica pregunta ¿qué quiso decir con confrontación inteligente? hasta los replicantes que se dieron por aludidos aun cuando no eran los destinatarios del mensaje.

Al estilo borgiano, permítanme una digresión:

A los quince años, mi profesora de Lenguaje (así se denominaba la asignatura) me respondió con una instrucción cuando le dije que quería ser escritora. "Entonces lee. Lee mucho"

Eso estuve haciendo desde que leí, oí y escuché las palabras de Puigdemont. Y las respuestas.

Ahora me toca a mí el uso del libre albedrío, la libre interpretación de su discurso. (Una vez que cumplí con la tarea de leer).

Lo primero que observo es el interlocutor, a quién va dirigido el mensaje escrito previamente. Que es a quien le habla el presidente, en realidad. Eso queda claro al final, como en los mejores desenlaces de los mejores cuentos o historias.

Pero un buen estratega, sabe ventilar las máscaras y sabe quiénes mostrarán sus rostros.

No tiene mayor interés nombrarlos aquí ni remitirse a sus rebuscadas palabras o réplicas; en especial, porque la respuesta, el poder de ella, la tiene el conjunto del pueblo catalán (conjunto que lucha por la independencia). Son los únicos que ostentarán de un modo u otro, el apoyo que necesita Karles Puigdemont. Ellos son los auténticos receptores de este discurso. O al menos, los actores que harán posible en Catalunya el desarrollo de una República independiente, nueva.

Los otros lectores y/u oyentes de esa especie de disertación en clave conclusión, es el mundo. El que existe en la Unión Europea, en la ONU, en Amnistía Internacional, en fin. 

Para España, quizá solo un mensaje: se acabó lo que nunca existió ni existirá: la instancia del diálogo. Ni siquiera la anunciada confrontación inteligente es un mensaje para el Reino de España. En todo caso, de lo que resulte de las acciones futuras, se sabrá quiénes optarán por una confrontación pacífica o violenta.

Otra digresión y acabo: mi papá me repetía a menudo que al enemigo no tienes que buscarlo en la acera de enfrente sino entre los que están a tu lado. Me estaba enseñando perspectiva quizá sin saberlo.

La misma perspectiva que se necesita para llevar adelante un programa, un proyecto, un asunto. Confrontación con perspectiva e, inteligente, para decidir la vía correcta hacia la solución del conflicto.

Es evidente, muy obvio, que no trató a nadie de no ser inteligente ni dio por resumido que lo hecho hasta ahora, no había sido inteligente. Sino, habría estado insultando al propio pueblo que votó entre palizas, el Referendum del 1O 2017.

De las cualidades espectaculares que posee y fue adquiriendo Karles Puigdemont, no hay duda que estas dos con las que se alarmaron unos cuantos, las tiene en grado superlativo (confrontación e inteligencia). No necesita promoción ni halagos. Con una sosegada prudencia y un pensamiento cristalino, fue dando cada paso hacia el objetivo de toda su vida.

Interrumpió la DUI y hoy se siente arrepentido. Pero aquél no era el momento propicio. Al menos no, si el coste pudo ser altamente doloroso.

Hoy, en resumen, dice a su pueblo: ahora sí estoy dispuesto a asumir la represión porque esta tiene reparación. Con Europa se puede dialogar y se puede dialogar de otra forma distinta (que con España).

Debemos ponernos de acuerdo juntos para llegar a la Independencia. Solo necesito el apoyo de la gente.

Tres (3) ingredientes para finalizar con la receta ( la mejor receta escogida de entre todas las que hubo)

-DUI en suspenso: activarla.

-Represión: se asume, se repara ( y mi lupa lee "Europa los mira, los observa, no se pasarán como erdoguianos o erdoganos. Ni pueden ni les conviene).

-Apoyo de la gente, del pueblo. Luego el reconocimiento internacional.

El destinatario está ahí silente. Más no doliente ni desactivado.

¿Independencia desactivada? se titula su discurso.

Casi nadie reparó en el título en forma de pregunta, cuando en realidad es la aseveración del adversario. Pero él contesta y ¡cómo contesta!.

Contundente, rotundo. Sin gritar, tranquilo. Después de haber pensado, leído, después de tres años de humillaciones y estragos judiciales.

Pasa el testigo a su pueblo con quien dará la última de las respuestas a esa afirmación insidiosa.

Re-activarse, esperar ese día nada lejano y no retornar. Nunca se ha de mirar hacia atrás cuando se decide ir hacia adelante.

(las distancias de seguridad están garantizadas)

Donec Perficiam 

Mi respeto a quienes lo entendieron y escribieron sobre ello. Sé que no se dan por aludidos si leen este blog.





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