martes, 7 de junio de 2011

El arte de la Retórica para cambiar

Leía esta mañana unos apuntes sobre la Argumentación (pequeños aportes que preparo para mis alumnos) Allí aparece un decálogo muy interesante para seguir las reglas de una buena discusión; que por cierto nos viene desde hace muchos años...(buscar consejos de Aristóteles si os interesa)

Ya transcribiré esas 10 pautas en cuanto tenga más tiempo.

Pero mientras ordenaba papeles y organizaba clases, de pronto recordé el ilustre comentario que hizo un anónimo desaparecido hasta estas horas. Porque no dio la cara ni volvió a escribir. Me di cuenta qué bien le vendría informarse sobre la argumentación y/o fundamentación de exposiciones. Es decir, si lanzas un enunciado y encima valorativo, debes ofrecer tus motivos y argumentos. "Elemental Mr.Watson"

Además, este es un tema que el sistema educativo exige mucho a los estudiantes: que sepan comentar con postura personal y fundamentación a favor o en contra.

Punto que me parece un aporte bastante evolutivo para el S.XXI. Saber debatir sin ofender ni agredir. Saber ser un buen tertuliano que exponga sus ideas y las defienda a vista o audición de quienes luego puedan libremente discriminar las propuestas más enriquecedoras de las menos productivas.

En fin, que desde los griegos e incluso otras culturas, desde hace siglos y siglos estamos intentando escucharnos y tratando de formar un mundo más comprensivo y habitable...

¿Por dónde podremos retomarle las buenas intenciones a nuestros ancestros culturales?

2 comentarios:

  1. Absolutamente de acuerdo!! En el comentario agresivo no hay más que "ideas" que no pueden defenderse con argumentos válidos. Eso no quiere decir que la postura de uno pueda ser fuerte, que enoje la del otro, que la discusión tenga diversos tenores. Pero creo que todo ello debe ser sin perder el respeto. Esa es la verdadera libertad!! Daniel Izzo.

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  2. A saber, discusión es una conversiación en la que se defienden puntos de vista opuestos. Por cierto, me encantan los puntos de vista opuestos. Sería aburrido opinar como el resto del mundo. Eso se llama borreguismo. Ahora bien, existen unas reglas que nadie respeta. Una de ellas y la más importante: el turno de palabra. Deja que tu oponente se exprese o difícilmente vas a tener argumentos para rebatirle.

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